La carne de vaca es, sin duda alguna, uno de los alimentos más consumidos y más apreciados en el mundo entero. Algo lógico, ya que no solo destaca por su increíble sabor, por su sencillo preparado y por su económico precio, sino también por todo el aporte nutricional que le ofrece al consumidor.
Pero, ¿cuál es exactamente este aporte nutricional? ¿Qué propiedades hacen de la carne de vaca un alimento tan bueno para el cuerpo humano? Las respuestas a estas preguntas y más, te las dejamos a continuación.
Propiedades de la carne de vaca
También conocida como carne de res, es de hecho, un tipo de carne roja. Un dato de suma relevancia cuando buscamos entender las propiedades beneficiosas e intrínsecas que forman parte de ella. Ya que todas las carnes rojas se caracterizan por aportar (entre otros) los siguientes beneficios:
- Sonfuentesde vitaminas del grupo B, mismas que entre otras cosas, nos ayudan a metabolizar proteínas, a formar glóbulos rojos y a sanar las células.
- Son ricas en zinc. Mineral que destaca, sobre todo, por ayudar al sistema inmunitario a combatir bacterias y virus que quieran invadir el cuerpo. Este mineral también se encarga de mantener en buen estado las mucosas, el sistema inmunológico y los órganos reproductivos.
- Aporta una buena cantidad de hierro. Una crucial vitamina que permite el adecuado transporte de oxígeno por la sangre y que además es un factor indispensable para la síntesis de hemoglobina.
A su vez, la carne de vaca posee sus propias cualidades y beneficios intrínsecos. Los más destacados son:
- Posee cantidades elevadas de potasio. Mineral que se encarga, entre otras cosas, de que los nutrientes fluyan a las células del cuerpo. También ayuda a la función de los nervios y a que el ritmo cardíaco se mantenga constante.
- Posee 4 de 8 aminoácidos que solo pueden ser adquiridos mediante la ingesta de cierto tipo de alimentos. Estos mismos son: lisina, metionina, leucina y treonina. Todas estas, favorecen al desarrollo de los tejidos musculares y a la síntesis de proteínas.
- Es rica en fósforo, un mineral que ayuda principalmente, a la neurotransmisión de las células del cerebro. Favorece a su vez, el desarrollo de los huesos y de los músculos.
- También aporta minerales variados como pueden ser el potasio, el calcio y el magnesio.
En otras palabras y resumiendo la idea central, las carnes rojas (específicamente la carne de vaca) destacan por ser una fuente increíble de energía natural para el cuerpo. De hecho, se podría decir que su consumo es vital para nuestra supervivencia como seres vivos. Sus aportes vitamínicos contribuyen básicamente en todo; desde el cerebro hasta los músculos; desde los huesos hasta el sistema inmunológico. Sencillamente es el alimento perfecto.
¿Cómo cocinar y consumir la carne de vaca?
Claro está, las propiedades nutricionales de la carne de vaca solo se aprovechan en su totalidad cuando el corte es cocinado y preparado como es debido.
Por ejemplo, los cortes que destacan por ser casi en su totalidad tejido muscular (tales como el solomillo, el lomo y la tapa), se deben cocinar preferiblemente asados, a la plancha o a la parrilla. Mientras que los cortes que son ricos en tejido conectivo (como podría ser la falda y las partes más gruesas de la pata), se suelen cocinar cociéndolos, buscando que el colágeno se convierta en gelatina.
Hay que decir, que también se debe tener mucho cuidado cuando se cocina la carne de vaca asada, a la plancha o a la parrilla. Porque cuanto más tiempo dure la cocción, mayor es el riesgo de que se pierdan nutrientes. Esto es así, porque la grasa fundida se separa de la carne y termina arrastrando consigo ciertos líquidos donde se encuentran disueltos algunos nutrientes.
Igual ocurre con las carnes fritas, ya que las grasas y las aguas se ven eliminadas por el aceite caliente. Curiosamente las carnes rebozadas, presentan menores pérdidas de nutrientes. Esto se debe al mismo rebozo, ya que este impide la exudación exagerada de grasas y de sustancias solubles. Pero volviendo con la carne que se prepara asada, a la plancha o a la parrilla: Se recomienda echarle sal cuando la carne comience a soltar agua, justo antes de que esté finalmente lista.